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domingo, 9 de diciembre de 2012

Lucas 16, 1-8 (9-noviembre-12)


Texto Bíblico:
A los discípulos les decía:- Un hombre rico tenía un administrador. Le llegaron quejas de que estaba derrochando sus bienes. Lo llamo y le dijo:- ¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuentas de tu administración, porque ya no podrás seguir en tu puesto.
El administrador pensó: ¿Qué voy a hacer ahora que el dueño me quita mi puesto? Para cavar no tengo fuerzas, pedir limosna me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me despidan, alguno me reciba en su casa.
Fue llamando uno por uno a los deudores de su señor y dijo al primero:-¿Cuanto debes a mi señor? Contesto:- Cien barriles de aceite. Le dijo:- Toma el recibo, siéntate enseguida y escribe cincuenta. Al segundo le dijo:- Y tú, ¿Cuánto debes? Contesto: cuatrocientos quintales de trigo. Le dice:- Toma tu recibo y escribe trescientos.
El dueño alabo al administrador deshonesto por la astucia con que había actuado.
Porque los hijos de este mundo son más astutos con sus semejantes que los hijos de la luz.

COMENTARIO
El mérito no consiste en hacer mucho o en dar mucho, sino que en recibir y amar mucho, se ha dicho que es mucho mejor dar que recibir y es verdad; pero cuando Jesús quiere reservarse para sí la dulzura de dar, no hay que negarse, la perfección consiste en hacer su voluntad, en otro evangelio dice Jesús, “el que me ama guardará mi palabra (es decir, hará mi voluntad) y mi Padre le amara y vendremos a él y haremos en él nuestra morada”, ¿Para qué sirven los bienes y las riquezas? Si no para acumularlos, derrocharlos, reprimir a otros, para crear imperios multinacionales que rigen los destinos de los pueblos.
Sin embargo Jesús nos plantea otro camino, en la parábola del administrador astuto, nos ofrece la imagen de un hombre que emplea el dinero para reducir la carga de los demás y procurarse amistades duraderas. Esta parábola no quiere ser un elogio a la corrupción, sino una invitación a que no aumentemos la carga de los demás, porque podemos estar a punto de perderlo todo. Jesús plantea un desafío: convertir la economía de la explotación, en una economía de los beneficios. El quiere un nuevo ser humano que rompa con la mentalidad acaparadora y se oriente por el horizonte de la fraternidad y la solidaridad.
Orfa

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