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domingo, 9 de diciembre de 2012

Lucas 15, 1-10 (8-noviembre-12)


Texto Bíblico:
Todos los recaudadores de impuestos y los pecadores se acercaban a escuchar. Los fariseos y los doctores murmuraban:- Este recibe a pecadores y come con ellos. El les contesto con la siguiente parábola:- Si uno de ustedes tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no dejara las noventa y nueve en el campo y va a buscar la extraviada hasta encontrarla? Al encontrarla se la echa a los hombros contento, se va a casa, llama a  amigos y vecinos y les dice: Alégrense conmigo, encontré la oveja perdida.
Les digo que, de la misma manera habrá más fiesta en el cielo por un pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.
Si una mujer tiene diez monedas y pierde una, ¿no enciende una lámpara, barre la casa y busca con mucho cuidado hasta encontrarla? Al encontrarla, llama a las amigas y vecinas  y les dice: alégrense conmigo, porque encontré la moneda perdida.
Les digo que lo mismo se alegraran los ángeles de Dios por un pecador que se arrepienta.

COMENTARIO
Una vez más Jesús es objeto de críticas por acoger a recaudadores de impuestos y pecadores para enseñarles.
 Y para que el escándalo de los fariseos llegue hasta el colmo, Jesús va a plantear tres parábolas seguidas de las cuales el evangelio de hoy solo cuenta dos. Igual estas revelan la absoluta misericordia de Dios.
En la primera parábola, de las noventa y nueve ovejas, el escándalo para los que se creían “buenos” y “Justos”, es la preocupación de Dios por el pecador y la manera gozosa como es acogido, la moneda encontrada de poco valor, es en realidad el “tesoro” de Dios; encontrarlo y ponerlo al servicio de los que se sentían separados e ignorados, es  así como Jesús les informa cual es el proyecto de Dios que él trae.
¿Cómo sentimos y vivimos hoy esa preferencia de Dios? ¿Con qué facilidad condenamos al que creemos no actúa según las enseñanzas de Jesús? ¿Cómo, al igual que los fariseos y los doctores de la ley, nos sentimos superiores y nos contamos con facilidad entre los “buenos”? ¿Qué debemos aprender de estas parábolas?
Los desechados de la sociedad o marginados por ella, aceptan las condiciones de Jesús, insatisfechos por la vida de abandono y miseria dentro de aquella “sociedad religiosa”, deciden seguir a Jesús porque se sienten mirados por él, además Jesús habla un lenguaje distinto y sobre todo comparte con ellos en una actitud abierta, transparente, Jesús no  pregunta si los que lo escuchan creen en Dios, solo los acoge a todos con cariño, los hace sentir personas que viven y tienen derecho al amor de Dios.
La justicia es pensada muchas veces como el estricto cumplimiento de la ley. Pero pasa muchas veces que la ley no es justa o que se cumple con un sentido egoísta, (¿es eso lo que ocurre hoy en los tribunales? ¿Cuántas víctimas quedan hoy sin justicia?) Jesús vio eso y las parábolas de misericordia con la que Jesús los encara muestra cual es la verdadera intención de Dios al ofrecer una nueva ley para su pueblo. El interés está dirigido decididamente a que la historia cambie y el pueblo viva, Dios quiere que el ser humano se salve de la injusticia y del desamor.
ORFA

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