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domingo, 9 de diciembre de 2012

Lucas 14, 15 – 24 (6-noviembre-12)


Texto Bíblico:
15 Uno de los invitados, al oírlo, dijo: -¡Dichoso el que se siente al banquete del reino!
16 Jesús le contestó: - Un hombre daba un gran banquete, al que invitó a muchos. 17  Hacia la hora del banquete envió a su sirviente a decir a los invitados: Vengan, ya todo está preparado. 18  Pero todos, uno tras otro se fueron disculpando.
El primero dijo: He comprado un terreno y tengo que ir a examinarlo; te ruego me disculpes.
19 El segundo dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos; te ruego me disculpes.
20 El tercero dijo: Me acabo de casar  y no puedo ir.
21 El sirviente volvió a informar al dueño de casa. Éste, irritado, dijo al sirviente: Sal rápido a las plazas y calles de la ciudad y trae aquí a pobres, mancos, ciegos y cojos.
22 Regresó  el sirviente y le dijo: Señor, se ha hecho lo que ordenabas y todavía sobra lugar.
23 El  señor dijo al sirviente: Ve a los caminos y veredas y oblígalos a entrar hasta que se llene la casa. 24 Porque les digo que ninguno de aquellos invitados probará mi banquete.

COMENTARIO
Jesús a través de la parábola del banquete de bodas nos enseña quienes son  los que van a entrar al reino de los Cielos, y los que van a perder la oportunidad de salvarse.
Las excusas de los invitados eran “malas excusas”, porque lo que tenían pensado realizar podía postergarse, y el novio podía haber asistido con su novia al banquete. Con estas malas justificaciones  demostraron que no tenían ningún interés en acudir a la fiesta.
El Señor nos invitó  a su banquete, por primera vez en nuestro bautismo, y después nos ha seguido invitando a que vamos junto a Él. Pero solemos dar muchas disculpas para no estar con Él
Por ejemplo: no tengo tiempo para orar o leer su Palabra,  no tengo tiempo para celebrar  la Eucaristía, hace mucho frío o mucho calor para asistir a la Iglesia o a la comunidad, tengo que trabajar, tengo que preparar el almuerzo, tengo que salir de compras, etc.,etc. Generalmente son situaciones que se pueden postergar o adelantar. Nos mentimos a nosotros, pero no a Dios.
El plan de salvación del Padre, a través de Jesús,  tiene vida propia, avanza y continúa realizando, aunque muchos se excluyan y no acudan a su llamado.
Marité

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