Texto Bíblico:
15 Uno de los
invitados, al oírlo, dijo: -¡Dichoso el que se siente al banquete del reino!
16 Jesús le
contestó: - Un hombre daba un gran banquete, al que invitó a muchos. 17 Hacia
la hora del banquete envió a su sirviente a decir a los invitados: Vengan, ya
todo está preparado. 18 Pero todos, uno tras otro se
fueron disculpando.
El primero dijo: He comprado un terreno y tengo que ir a
examinarlo; te ruego me disculpes.
19 El segundo
dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos; te ruego me
disculpes.
20 El tercero
dijo: Me acabo de casar y no puedo ir.
21 El sirviente
volvió a informar al dueño de casa. Éste, irritado, dijo al sirviente: Sal
rápido a las plazas y calles de la ciudad y trae aquí a pobres, mancos, ciegos
y cojos.
22 Regresó
el sirviente y le dijo: Señor, se ha hecho lo que ordenabas y todavía sobra
lugar.
23 El
señor dijo al sirviente: Ve a los caminos y veredas y oblígalos a entrar hasta
que se llene la casa. 24 Porque les digo que ninguno de
aquellos invitados probará mi banquete.
COMENTARIO
Jesús a través de la parábola del banquete de bodas nos
enseña quienes son los que van a entrar al reino de los Cielos, y los que
van a perder la oportunidad de salvarse.
Las excusas de los invitados eran “malas excusas”, porque lo
que tenían pensado realizar podía postergarse, y el novio podía haber asistido
con su novia al banquete. Con estas malas justificaciones demostraron que
no tenían ningún interés en acudir a la fiesta.
El Señor nos invitó a su banquete, por primera vez en
nuestro bautismo, y después nos ha seguido invitando a que vamos junto a Él.
Pero solemos dar muchas disculpas para no estar con Él
Por ejemplo: no tengo tiempo para orar o leer su Palabra,
no tengo tiempo para celebrar la Eucaristía, hace mucho frío o
mucho calor para asistir a la Iglesia o a la comunidad, tengo que trabajar,
tengo que preparar el almuerzo, tengo que salir de compras, etc.,etc.
Generalmente son situaciones que se pueden postergar o adelantar. Nos mentimos
a nosotros, pero no a Dios.
El plan de salvación del Padre, a través de Jesús,
tiene vida propia, avanza y continúa realizando, aunque muchos se excluyan y no
acudan a su llamado.
Marité
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