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martes, 8 de mayo de 2012

Juan 14,27-31a: 8 de mayo de 2012


Texto Bíblico:
27 La paz les dejo, les doy mi paz, y no como la da el mundo. No se inquieten ni se acobarden. 28 Oyeron que les dije que me voy y volveré a visitarlos. Si me amaran, se alegrarían de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. 29 Les he dicho esto ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean. 30 Ya no hablaré mucho con ustedes, porque está llegando el príncipe del mundo. No tiene poder sobre mí, 31 pero el mundo tiene que saber que yo amo al Padre y hago lo que el Padre me encargó.


Comentario:
“La paz y no como la del mundo”, el mensaje que Jesús nos ha venido enseñando a través de su vida, pasión, muerte y resurrección, nos invita que a través del amor de Dios podemos vivir en paz mediante la justicia, penitencia, hermandad, oración, reconciliación, perdón, solidaridad, etc., etc., etc.
La relación tan estrecha de la paz con el Mesías, no se sitúa en el nivel político o simplemente exterior, el mismo Cristo asegura con claridad que “su paz” no elimina la tribulación que habrán de encontrar los suyos en el mundo, se trata de la paz que estos encontrarán únicamente “en él”.
En su realidad más profunda, encierra la afirmación de fe “Dios con nosotros” o su solemne titulación de “Príncipe de la paz” cuyo “gran dominio” esta caracterizado por una “paz sin fin”. Alcanzar la paz para nosotros significa una plena comunión consigo mismo, con los demás, con la naturaleza y con Dios.
Jesús también nos está avisando que debemos estar siempre alerta, con la maldad que daña y perjudica a tantas familias, pueblos y naciones. Hoy las noticias sobre injusticias, violencia, destrucción y muerte están cada día en primer plano en todos los medios de comunicación. Jesús, tal vez conociendo la situación de soledad y falta de protección que sentirán sus amigos cuando él ya no esté con ellos, es que los prepara con tantos consejos, la realidad que reina en nuestro mundo moderno se convierte en un desafío para quienes creemos que el Espíritu Santo sigue actuando a través de los creyentes y que nos correspondería impregnar al mundo de esa paz verdadera que tanto invocó el Señor para todos nosotros. ¿Somos promotores de la paz en el medio en que nos desenvolvemos?
Orfa

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