Texto Bíblico:
27 La paz les dejo, les
doy mi paz, y no como la da el mundo. No se inquieten ni se acobarden. 28 Oyeron
que les dije que me voy y volveré a visitarlos. Si me amaran, se alegrarían de
que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. 29 Les he dicho
esto ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean. 30 Ya
no hablaré mucho con ustedes, porque está llegando el príncipe del mundo. No
tiene poder sobre mí, 31 pero el mundo tiene que saber que yo amo al
Padre y hago lo que el Padre me encargó.
Comentario:
“La paz y no como la del mundo”, el mensaje
que Jesús nos ha venido enseñando a través de su vida, pasión, muerte y
resurrección, nos invita que a través del amor de Dios podemos vivir en paz
mediante la justicia, penitencia, hermandad, oración, reconciliación, perdón,
solidaridad, etc., etc., etc.
La relación tan estrecha de la paz con el
Mesías, no se sitúa en el nivel político o simplemente exterior, el mismo
Cristo asegura con claridad que “su paz” no elimina la tribulación que habrán
de encontrar los suyos en el mundo, se trata de la paz que estos encontrarán
únicamente “en él”.
En su realidad más profunda, encierra la
afirmación de fe “Dios con nosotros” o su solemne titulación de “Príncipe de la
paz” cuyo “gran dominio” esta caracterizado por una “paz sin fin”. Alcanzar la
paz para nosotros significa una plena comunión consigo mismo, con los demás,
con la naturaleza y con Dios.
Jesús también nos está avisando que debemos
estar siempre alerta, con la maldad que daña y perjudica a tantas familias,
pueblos y naciones. Hoy las noticias sobre injusticias, violencia, destrucción
y muerte están cada día en primer plano en todos los medios de comunicación.
Jesús, tal vez conociendo la situación de soledad y falta de protección que
sentirán sus amigos cuando él ya no esté con ellos, es que los prepara con
tantos consejos, la realidad que reina en nuestro mundo moderno se convierte en
un desafío para quienes creemos que el Espíritu Santo sigue actuando a través
de los creyentes y que nos correspondería impregnar al mundo de esa paz
verdadera que tanto invocó el Señor para todos nosotros. ¿Somos promotores de
la paz en el medio en que nos desenvolvemos?
Orfa
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