Texto Bíblico:
10 22 Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la
Dedicación y era invierno. 23 Jesús paseaba en el templo, en el
pórtico de Salomón.
24 Lo rodearon los
judíos y le preguntaron: -¿Hasta cuando nos tendrás en suspenso? Si eres el
Mesías, dilo claramente.
25 Jesús les contestó: -Ya
se lo dije y no creen. Las obras que yo hago en nombre de mi Padre dan
testimonio de mí. 26 Pero ustedes no creen porque no son de mis
ovejas. 27 Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me
siguen; 28 yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las
arrancará de mi mano. 29 Mi Padre que me las ha dado es más que
todos y nadie puede arrancar nada de las manos de mi Padre. 30 El
Padre y yo somos uno.
Comentario:
Hoy la
Iglesia recuerda el día del Trabajador y a San José Obrero. San José fue un
auténtico obrero en el pleno sentido de la palabra, con sus manos procuró el
sustento a su esposa María y a su hijo Jesús. Como él, todos los trabajadores y
trabajadoras de este país y del mundo laboran en el campo, en la ciudad, en el
hogar, en la oficina, en la construcción, etc., para obtener el sustento y el
bienestar a sus familias y los estudios a sus hijos. Hoy es el día para
reflexionar en torno al deseo de mejorar las leyes laborales y un mejor
reconocimiento a nuestro trabajo “bien hecho” que hace grande a nuestro país.
Jesús
es el perfecto trabajador, es el buen pastor que cuida y ama a sus ovejas, y
éstas escuchan su voz y lo siguen. Este es el plan de Dios que tiene para nosotros.
Escuchar y seguir a su Hijo, para tener vida eterna, porque el Padre y Jesús
son uno. Jesús es el consagrado del Padre mucho más que el recuerdo del Templo
purificado en la fiesta de la Dedicación. Jesús hace visible al Dios Padre
invisible, también nosotros debemos hacer visible todo lo que sabemos y creemos
que Jesús es.
Marité
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