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domingo, 29 de abril de 2012

Juan 10,11-18: 29 de abril de 2012


Texto Bíblico:
11 Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. 12 El asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, escapa abandonando las ovejas, y el lobo las arrebata y dispersa. 13 Como es asalariado no le importan las ovejas. 14 Yo soy el buen pastor: conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, 15 como el Padre me conoce y yo conozco al Padre; y doy la vida por las ovejas. 16 Tengo otras ovejas que no pertenecen a este corral; a ésas tengo que guiarlas para que escuchen mi voz y se forme un solo rebaño con un solo pastor. 17 Por eso me ama el Padre, porque doy la vida, para después recobrarla. 18 Nadie me la quita, yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y para después recobrarla. Éste es el encargo que he recibido del Padre.

Comentario:
En este evangelio se nos muestra la forma diferente de actuar del buen pastor y del asalariado, el buen pastor no huye cuando llega el peligro, no abandona el rebaño, mientras que el asalariado —que actúa por su interés personal— sólo tiene en cuenta salvar su propia vida y sus intereses. Sin embargo, también tenemos que considerar otro aspecto: el buen pastor que es Jesús llega incluso a ofrecer su vida no sólo a través del trabajo diario, sino a través de la muerte aceptada por sus ovejas, en su lugar, demostrando así ponerlas por delante de sí mismo de manera absoluta. Eso no lo hace ningún pastor de ganado.
El amor del buen pastor, que aparece en los versículos 14 y siguientes, está expresado sobre todo en términos de «conocimiento», o sea, de comunión profunda entre Jesús y sus ovejas. Este es el reflejo transparente de la relación que existe entre el Padre y Jesús, una relación de entrega absoluta y desinteresada que se difunde y rebosa sobre los otros: «Lo mismo que mi Padre me conoce a mí y yo le conozco a él; y yo doy mi vida por las ovejas». Jesús no habla aquí de «sus» ovejas, sino de «las» (todas) ovejas, aludiendo así a su misión respecto a toda la humanidad, que ha venido a reunir para volver a llevarla al Padre.
Jesús, se presenta como el pastor de los pastos eternos que conoce senderos que ningún otro conoce, que muestra de un modo bastante eficaz que es un pastor diferente, que no se limita a decir, sino que «llega a entregar su vida» para avalar su petición de convertirse en guía verdadero y bueno hacia las metas definitivas. Está tan desprendido de todo poder, tan entregado a su acción de guía manso y seguro, que entrega su propia vida por las ovejas.
Anita

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