Texto Bíblico:
Los
judíos se pusieron a discutir:- ¿Cómo puede este darnos de comer [su]
carne? Le contesto Jesús:- Les aseguro
que si no comen la carne y beben la sangre del Hijo del Hombre, no tendrán vida
en ustedes. Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo
resucitare en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es
verdadera bebida. Quien come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en el.
Como el Padre que me envió vive y yo vivo por el Padre, así quien me come
vivirá por mí. Este es el pan y bajado
del cielo y no como el que comieron sus padres, y murieron. Quien come este pan
vivirá siempre. Esto dijo enseñando en la
sinagoga de Cafarnaúm.
Comentario:
El
discurso del pan de vida es central en el evangelio de Juan. Jesús se revela
como “verdadera comida y verdadera bebida” Es verdad que la referencia de Jesús
a la comida y bebida evoca inmediatamente el alimento físico necesario para
nutrir el cuerpo y dar vida. Pero el Maestro se vale de esta realidad cotidiana
y necesaria del ser humano para proponer la comida y bebida verdadera que
implica entrar en comunión con El. De tal manera que la relación del creyente
con Jesús no depende de una simple adhesión de orden ideológico o emocional.
Esta relación implica alimentarse con su misma persona, que es la autentica
palabra del Padre; dejar que la palabra cobre vida y fuerza en el interior del
creyente.
Comer
a Jesús significa, sentirlo en nuestra intimidad, cuando estamos alegres, cuando
nos sentimos perdidos, cuando nos toca sufrir una pérdida o cuando nos
enfermamos, si el late en mi me puedo levantar todas las veces que sea
necesario y el gozo que eso nos hace sentir nos transforma en personas alegres
y amables, ver siempre el lado bueno de las cosas. El Espíritu que se recibe
lleva a una entrega y a una calidad humana como la suya.
Orfa
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