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domingo, 9 de diciembre de 2012

Marcos 12, 28 – 34 (4-noviembre-12)


Texto Bíblico:
28 Un letrado que oyó la discusión y al ver lo acertado de la respuesta, se acercó y le preguntó: -¿Cuál es el precepto más importante?
29 Jesús respondió: - El más importante es:
Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios es uno solo. 30 Amará al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas. 31 El segundo es: Amarás al prójimo como a ti mismo. No hay mandamiento mayor que estos.
32  El letrado le respondió:
-Muy bien, maestro; es verdad lo que dices: el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él. 33 Que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.
34  Viendo Jesús que había respondido acertadamente, le dijo: - No estás lejos del reino de Dios. Y nadie se atrevió a dirigirle más preguntas.

COMENTARIO
La pregunta que el letrado dirige a Jesús no es extraña ni inútil. El judaísmo del tiempo de Jesús había multiplicado los diez mandamientos en 630 aproximadamente. Los rabinos estaban realmente confundidos y buscaban cual de todos esos mandamientos  era el más importante.
Jesús responde al letrado con dos citas, una  del  libro del Deuteronomio, Dt, 6, 41s, y  la otra del levítico, Lv. 19,18, respondiendo que no es uno el más importante  sino dos: el amor a Dios y el amor al prójimo.
Para Jesús ambos mandamientos son como uno,  y es que no se puede amar a Dios sin amar al prójimo.
¿Quién era el prójimo para los judíos?  Eran solamente los paisanos, no los extranjeros, y sus ritualismos les impedían acercarse a sus propios enfermos o caídos, por el temor a quedar impuros.
¿Quién es nuestro prójimo?
La familia, los amigos de la comunidad, los vecinos principalmente los que viven solos, los migrantes, al que evitamos saludar o evitamos sentarnos a su lado en el templo para no darle la paz, al que nos ha hecho daño, etc.
Del amor a Dios debe nacer siempre el amor y la solidaridad por todos nuestros hermanos.
Marité

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